20100525

Diario de un héroe

Leído en el diario de algún héroe desconocido:

"Estoy sentado en esta banca, escribiendo esto mientras fumo un cigarrillo, con el atardecer detrás de mí y el viento soplando entre las hojas del árbol que me cobija con su sombra; es una tarde casi perfecta, excepto por un detalle: tengo pánico.

"En donde vivo, la gente dice que soy un 'superhéroe'. No lo soy. Los superhéroes son personas extraordinarias, tienen superpoderes; yo no, soy un tipo ordinario, no tengo superpoderes, ni siquiera estoy seguro de tener 'poderes', aunque no sean 'super'...

"Al principio las personas ni siquiera notaban que las cosas se estaban resolviendo, que todo iba mejorando; cuando empezaron a sentirlo, simplemente estuvieron más cómodos, pero nunca se preguntaron 'por qué?'; fueron largos y duros años de hacer esfuerzos sin que siquiera los apreciaran, y entonces empecé a decir 'oigan, mírenme!, soy yo el que está haciendo todo esto posible!', pero no les importaba, estaban tranquilos, y cuando empezaron a reconocer que era yo quien lo hacía, no me agradecieron, por el contrario, lo tomaban como una obligación mía, y empezaron a desocuparse de resolver los problemas porque sabían que ahí estaba yo para atenderlo; y no culpo a los niños, finalmente son niños, y prefiero que aprendan viendo a alguien resolver los problemas para que ellos también lo intenten; pero los demás? Dónde estaban?

"Y no solo dejaban los problemas sueltos esperando que los resolviera, empezaron a exigir que los problemas se resolvieran cómo, cuándo y dónde ellos pensaban (que en muchas ocasiones ni siquiera me lo decían), y se volvieron mucho más quisquillosos: no solo dejaban al gato en el árbol hasta que yo lo bajaba, cuando lo hacía se quejaban de que había roto algunas ramas de su árbol en el proceso; no solo esperaban que reparara las fugas de las tuberías, dejaban que se inundara la casa para quejarse de que no lo había hecho a tiempo y se habían dañado valiosos artículos con la humedad. Y yo tenía que pedir perdón por resolver el problema de un modo en el que ellos no pensaban que lo resolvería.

"Lo peor era que no solo se enojaban conmigo si no lo hacía, era MI culpa el que el problema se mantuviera, y era YO quien debía ir a pedir perdón por no resolverlo bien y a tiempo, y con gran indignación me hacían un gesto de exasperación, como quien intenta no perder la paciencia con un terco animal de casa.

"Recuerdo una vez en que una señora quería prender fuego a su casa porque quería saber si le gustaba o no, y si construía una nueva o se quedaba con esa. A pesar de todo lo mal que eso pueda sonar, incluso me increpó con hartazgo 'bueno, me vas a ayudar o no?'. No sé por qué dije que sí... y la ayudé, porque no solo dejé que le prendiera fuego a la casa, incluso le di los cerillos, rocié la gasolina, me quedé junto a ella pensando que necesitaría consuelo, pero ella estaba muy emocionada pensando en su nueva casa, y todo lo maravilloso que sería... de pronto, no sé si le entró la nostalgia, o se dio cuenta de lo caro que sería hacer su nueva casa, o incluso quizá (en una remotaposibilidad) se dio cuenta que era una locura y que su casa era todo lo que quería y necesitaba; el caso es que me dijo que quería quedarse con su casa, que apagara el fuego (no lo pidió, lo dijo casi como una orden). Así que me metí a la casa para apagar el incendio y salvar todo lo que se pudiera... cuando terminé, muchas cosas quedaron inservibles, otras necesitarían mantenimiento; yo acabé cubierto de hollín y con serias quemaduras; ella entró por la puerta con aire señorial, revisando cada rincón, meneando la cabeza con desaprobación, y después me volteó a ver con aire de fastidio, como diciendo 'y a qué hora vas a empezar a limpiar y a reparar?', así que empecé... para cuando terminé estaba demasiado cansado, dolorido y aún más sucio; ella se acercó a mí con cierta timidez, como si le costara trabajo decirme algo pero fuera necesario, iluso pensé que sería un 'gracias' o un 'perdón', pero solo me dijo, sin siquiera verme a los ojos, 'sal de mi casa, estás ensuciando todo otra vez'. Las quemaduras aún no cicatrizan, y cuando nos encontramos me agrede, porque dice que le restriego mis heridas, que la estoy atacando, que no la dejo disfrutar de su casa.

"Así que hoy estoy sentado en esta banca, escribiendo esto mientras fumo un cigarrillo, con el atardecer a mi espalda y el viento soplando entre las hojas del árbol que me cobija con su sombra; podría ser una escena perfectamente relajante pero tengo pánico, todos mis músculos están es tensión absoluta, mi mente está trabajando a su capacidad máxima, y lo único que quiero es correr a resolver todos los problemas que están ocurriendo en este instante, que se han juntado desde hace mucho, y que van a crecer, porque me aterra pensar que nadie más los está resolviendo ni los resolverá, me aterra imaginar que cuando alce la vista el lugar donde vivo ya no estará ahí, y solo quedará su recuerdo, porque no seguí resolviendo los problemas, y a nadie más le interesó hacerlo; y para colmo, sé que si termina así, me culparán de no haberlo resuelto, de haberme quedado sentado en silencio mientras todo se caía a pedazos, de haber hecho un berrinche y de no ser yo quien iniciara la solución, de no ser yo quien pidiera perdón, de no ser yo quien les diera motivos para quejarse.

"Así que quizá estas sean las últimas palabras que escribo, porque si el lugar donde vivo desaparece, me sentiré perdido, habré luchado por nada, habré invertido tiempo y esfuerzo para nada, solo me quedarán los recuerdos, las heridas y las cicatrices. Seguiré dando mi ejemplo a los niños, pero quizá en otro lugar, quizá en ningún lugar."