20101028

Efraín García Dueñas

Dueñitas comió, bebió,
Cantó, bailó, jugó y amó,
Y también sabía
Cómo matar a un cabrón.
Por más de 85 años
Sin importar cuánto intentó
La Parca nunca pudo
Llevarse al Mayor.

La Flaca se presentó: “Es la hora,
Ya ni hablas, a mí no me mientes”
Contestó: “Hablo, y te saludo:
¡Huevos días!, ¿camote sientes?”

Otra ocasión, la huesuda dijo:
“Te toca, métete al estuche”,
Él respondió: “Chingue usted a su madre,
Ahora tráigame dos de buche”

Varias veces quizo
La Calaca tocarle su canción,
Pero estaba ocupado cantando
“La Flota de los borrachos” o la del soldado de Napoleón.
Incluso cuando andaba entre los balazos,
O después de las varias cirugías al corazón.

El viejo era duro,
como clavo de ataúd,
Conoció hijos, nietos, bisnietos,
y todavía derrochaba salud.

Cuando llegaba La Muerte enojada,
Marcando el momento puntual de su cita,
Dueñas le decía: “ha sido muy bueno,
Pero muy escaso, ahora tráeme una pancita”

Durante 85 años y poquito,
como Lindo Pulgoso Se rió de La Calavera,
Y cuando se cansó de este mundo y su loquera,
Dijo: “Apúrate, Cara de Cera,
Del otro lado hay un cognaquito,
que lo veo muy solito,
¡y parece que me espera!”

En sueños se despidió del mundo
Dejando muchísimos buenos recuerdos,
Y desde allá La Tía nos dice:
“¡Da mucha lata, mejor se los regreso!”